miércoles, 6 de febrero de 2008

Castillo de Portillo


Situación

El castillo de Portillo se encuentra en el municipio del mismo nombre, en la provincia de Valladolid, y a 23 kilómetros de su capital.
Historia

Su origen es muy remoto, ya que se le menciona en las incursiones árabes por Castilla en el siglo X. A principios del siglo XIV y comienzos del siglo XV era un edificio gótico en poder de la familia Sandoval. En 1492 el castillo pertenece a Diego Gómez de Sandoval, a quien le es confiscado éste en nombre del rey Juan II de Castilla. El 11 de septiembre de 1438 Juan II se lo confía a Ruy Díaz de Mendoza, si bien hay un intervalo de 1448 a 1452 en que pertenece a Don Álvaro de Luna. El 30 de octubre de 1464 Enrique IV lo cede a su hermano Alfonso, pero el 22 de diciembre de este año se hace cargo del castillo Juan Pacheco como tutor del príncipe y lo conserva hasta su muerte, el 4 de octubre de 1474, si bien el rey Enrique IV se lo había cedido el 13 de mayo de 1466 a Rodrigo Alfonso de Pimentel quien lo posee realmente. A partir de ese momento y hasta el siglo XIX, en que pasa a la casa de Osuna, pertenecerá a la familia Pimentel.

La historia de este castillo es célebre más por sus hechos de guerra por sus prisioneros, ya que fue prisión de Estado. Juan II, retenido en 1444 por los enemigos de Don Álvaro de Luna, escapó mediante soborno a un guardián. También nos relatan las crónicas de manera fugaz, la estancia aquí como prisioneros temporales de Don Enrique, hermano del Almirante Don Fabrique y de Suero de Quiñones (el del Paso Honroso) conspiradores del rey castellano. Pero el último y más conocido preso, y al que tras los hechos históricos han forjado la leyenda en el castillo fue el propio Álvaro de Luna, mandado prender por Juan II y traído desde Burgos a Portillo. De aquí y tras dos meses de estancia partió a Valladolid camino del patíbulo. En la mañana del 2 de junio de 1453 (fecha que se da como segura entre diferentes versiones de historiadores) fue decapitado en la Plaza Mayor de Valladolid.
Descripción

El castillo de Portillo se compone de dos recintos defensivos separados por un estrecho pasillo o liza de no más de 5 metros en su parte más ancha. Estuvo originariamente rodeado por un foso, hoy cegado y poseía varias puertas de acceso.

El recinto exterior, más bajo, es de planta casi cuadrada de 50 metros de lado, flanqueado por gruesos torreones cilíndricos en sus esquinas y alguno intermedio. En tres lados de este recinto se abrían tres puertas defendidas por sendos torreones con matacanes.

El recinto interior, más alto, tiene una planta semejante al recinto exterior de 36 metros de lado, con cubos circulares en sus esquinas, excepto en una de ellas donde se ubica la austera Torre del Homenaje, de 28 metros de altura. En este segundo recinto se abre una puerta-arco que, mediante trazado desenfilado y después de rebasar un rastrillo, cuyas guías se conservan, y otros obstáculos, desemboca en un patio interior o patio de armas. A este patio daban los aposentos palaciales, conservando aún una hilera de columnas y arcos que formaban una galería de 6 metros de altura. En el centro de ese patio existe un famoso pozo que alumbra agua a una profundidad de 30 metros, al fondo del cual se llega mediante una escalera circular de 113 peldaños, original y única en su género, que se desarrolla alrededor del perímetro del pozo y desembocando, en distintos niveles, a tres cámaras abovedadas de pequeñas dimensiones, con nichos excavados en sus paredes y cuya misión se ignora (¿despensa? ¿bodega?).

La Torre del Homenaje, de 13 metros de lado y con muros de 3 metros de espesor, posee una estancia baja abovedada, con arcos fajones ojivales, que según la tradición, encerró en ella a Don Álvaro de Luna poco antes de ser ajusticiado en Valladolid. Por encima de ella existieron dos pisos más de madera, hoy perdidos, y la Torre se cubre con magnífica bóveda de crucería que ostenta las armas atribuidas a Enrique IV o a la familia Sandoval, según distintos autores. Presenta la novedad de no estar coronada por garitas sino por un saliente matacán corrido, que sostendría un almenado que no se conserva.
Estado de conservación

Se encuentra bastante completo, pero en ruinas.

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