sábado, 20 de marzo de 2010

Jadraque(Guadalajara)

La hermosa y acogedora villa de Jadraque, situada al noroeste de Guadalajara, posee una fuerte tradición Cidiana, gastronómica y religiosa, así como, el maravilloso valle al que se asoma desde su privilegiada situación, que le otorgan un merecido primer lugar entre los destinos turísticos de la zona.

Castillo del Cid

Este castillo defensivo de origen árabe de los siglos X y XI, es conquistado definitivamente por Alfonso VI en el año 1085, quedando en calidad de aldea bajo la villa de Atienza, de la que se consigue independizar a comienzos del siglo XV. Más tarde, en 1434, el rey Juan II lo donaría a su parienta doña María de Castilla, nieta del rey Pedro I el Cruel.

El estado señorial así creado, fue heredado por don Alfonso Carrillo de Acuña, quien en 1469 se lo entregó a don Pedro González de Mendoza, obispo de Sigüenza y luego Gran Canciller del estado unificado de los Reyes Católicos.

Fue este magnate alcarreño quien inició la construcción del castillo con la estructura que hoy vemos y que finalmente, entregó a su hijo don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza. El boato de las nobles cortes mendocinas, de aire inequívocamente renacentista, cuajó también en estos tiempos en los salones de este castillo, que fue morada del buen gusto y del refinamiento.

Abandonado por sus dueños, el duque de Osuna y del Infantado, a finales del siglo XIX decidió venderlo, siendo el propio pueblo quien en el año 1889 lo compraría con la simbólica cantidad de 300 pesetas. El cariño que siempre tuvieron los jadraqueños por su castillo, les llevó hace cosa de 20 años a restaurarlo en un esfuerzo común, mediante aportaciones económicas personales.

Iglesia de San Juan Bautista

La portada de la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, orientada a poniente, es una de las cinco mejores de la provincia, obra de claro estilo manierista, con elementos ornamentales y estructurales que rompen totalmente la serenidad del clasicismo, y sorprenden por su arrebatada imaginación de equilibrios.

En su interior, tres naves de cuatro tramos separadas por arcos de medio punto con pilares corintios con decoración de placas. Bóvedas de medio cañón con lunetos en las tres. Arco triunfal de medio punto. Crucero con cúpulas sobre pechinas, con cupulín y decoración de yesería.

Gruesos pilares sustentan las bóvedas, de las que destaca la semiesférica sobre el presbiterio, con las imágenes de los arcángeles pintadas sobre sus pechinas. El altar mayor es de estilo barroco, está dedicado a San Juan, y procede de una iglesia de Fromista, en Palencia.

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