El testimonio más antiguo de la existencia del Alcázar de Segovia es un documento de principios del siglo XII, fechado en 1122, poco después de la reconquista de la ciudad por Alfonso VI, que menciona la fortaleza como un castro sobre el Eresma. En una carta algo posterior (1155) ya se le da el nombre de Alcázar. No obstante, es muy probable que la fortificación existiese en tiempos más remotos, quizá desde la dominación romana, pues en recientes excavaciones se ha encontrado sillares de granito análogos a los del Acueducto. En la Edad Media, el Alcázar, tanto por la belleza de su situación y su indiscutible seguridad militar, se convirtió en una de las residencias favoritas de los Reyes de Castilla.
El alcázar de Segovia se divide en dos núcleos. El primero lo forman un patio herreriano con foso, el puente levadizo, la torre del homenaje y dos cubos circulares con chapiteles. El segundo es el interior y cuenta con una estupenda capilla y las salas nobles de la Galera, las Piñas y el Tocador de la Reina. Además, tiene cuatro pisos con buhardillas y amplios sótanos.
Destaca la sala de los Reyes que está decorada con un artesonado de hexágonos y rombos dorados y con un curioso friso con 52 imágenes policromadas y sedentes. En la sala del Trono, destaca una preciosa cúpula mudéjar y las yeserías gótico-mudéjares. Sus paredes están recubiertas con terciopelo y con retratos de distintos reyes.
La torre del homenaje fue edificada por Juan II en plena transición del románico al gótico. Alcanza los 80 metros de altura y se encuentra decorada con bellos esgrafiados y doce magníficas torrecillas. Se accede a través de un pasadizo. Durante el reinado de Felipe II, se recubrieron los tejados con originales chapiteles de pizarra.Destaca la torre de Alfonso X el Sabio, desde la cual el monarca estudiaba el firmamento, y las estupendas salas interiores decoradas con artesonados mudéjares y ricas yeserías.
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