La documentación sobre esta época minera es escasa y confusa. Parece adecuado estimar el inicio de la actividad en 1855, coincidiendo con la fundación de la Compañía de Minas y Fundiciones de Santander. Posteriormente, en 1885, se produjo una absorción de las compañías, pasando a depender de la Real Compañía Asturiana de Minas.
A partir de 1948 fue cuando las labores mineras comenzaron a adquirir relevancia en cuanto a la magnitud de las explotaciones. La mayoría de galerías de transporte y desagüe, así como el resto de infraestructuras mineras datan, por tanto, de finales del s. XX.
En 1975, con la entrada a la cavidad de 8 miembros del Speleo Club Cántabro, comienza la etapa moderna. Ellos iniciaron los estudios geológicos de la zona, explorando y valorando su contenido cristalográfico como uno de los más espectaculares conocidos hasta el momento. El Speleo Club Cántabro fue y sigue siendo, el mayor responsable del actual conocimiento de este espectacular paraje, que resulta único por la abundancia, calidad y blancura de concreciones excéntricas, tanto de calcita como de aragonito.








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