Pampaneira es la más baja de las tres poblaciones escalonadas que componen el Barranco de Poqueira. Esta localidad destaca por su extraordinaria arquitectura, que conserva la tradición alpujarreña de casas blancas de tejados planos con chimenea de sombrerillo y los tipicos tinaos. También es reconocida su riqueza y variedad artesanal, que abarca desde todo tipo de cerámicas, hasta tejidos como las jarapas y demás objetos típicos de la comarca.
Sus fuentes también merecen mención especial, algunas de ellas con aguas minero-medicinales, y otras, como la de Chumpaneira, con ‘poderes’ incluso casamenteros. Tal y como puede leerse en el mural colocado sobre los tres caños del pilar, donde se afirma “es fuente de la virtud y tiene tal magnitud que soltero que bebe con intención de casarse no falla, pues al instante novia tiene, ¡ya lo ves!”.
Esta localidad celebra cada otoño una feria artesanal, agrícola y turística, considerada como la muestra más completa en su género de toda la comarca. Se incluyen también productos gastronómicos, principalmente la repostería morisca y derivados del cerdo.
El origen de Pampaneira es de época romana. Su denominación procede del término latino pampinus, que significa pámpano y hace alusión a la frondosidad de sus tierras. Pese a ello, la configuración urbana que presenta y su arquitectura son claramente beréberes. Fue precisamente con los musulmanes cuando este municipio experimentó un importante desarrollo agrícola, especialmente con la producción de seda. Tras la reconquista y la consiguiente expulsión de los moriscos, fue repoblada con cristianos procedentes de León y Galicia. Fue declarado Conjunto Histórico Artístico junto con Bubión y Capileira, y ha sido primer premio de Embellecimiento de Pueblos y dos veces Premio Nacional de Turismo.
Iglesia Parroquial de la Santa Cruz
La Iglesia Parroquial es un edificio con artesonado mudéjar construido en el siglo XVI sobre una antigua mezquita. Desde la plaza de la Iglesia, descendemos al barrio bajo por la calle Verónica, en donde podemos contemplar dos rasgos de la arquitectura popular: a la izquierda un primitivo "tinao", a modo de soportal sobre la entrada de la vivienda, y la disposición de la calle sin trazado, como una vereda empedrada que en un principio sirvió de acceso entre los huertos colindantes a cada vivienda. El barrio bajo se destinaba a los agricultores, por su cercanía a las tierras de labor y antiguamente estuvo bien diferenciado del barrio alto donde moraban los pastores, por su proximidad a las cañadas que conducían a los pastos de la Sierra.
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